Manualidades con niños

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Nieve DIY

¿Nieve en septiembre? ¿Porqué no? A los pequeños (y no tan pequeños) les encanta la nieve pero como no llegará hasta dentro de bastantes meses pues combatamos las calurosas tardes con un poco de juego. Es una actividad que necesita solo cierta supervisión en caso de que los niños sean pequeños para que no se lleven ningún producto a la boca y luego para ayudarles a limpiarse cuando ya hayan acabado. 
¿Qué necesitamos? Un cuenco grande, bicarbonato sódico, espuma de afeitar y (opcional) purpurina azul. 


Lo primero que tienen que hacer (si son pequeños con un poco de ayuda de algún mayor) es echar bicarbonato en el cuenco. Esto va a ojo así que echen sin miedo.


Y encima la espuma de afeitar. Da igual echar mucho a poca. Si vemos que no se puede hacer una bola de nieve, tienen que añadir más espuma. Si está demasiado pringosa, más bicarbonato.


Esta es la parte que más les gusta. ¡¡¡El pringue!!!



Cuando lo consideren, pueden añadir un poco de purpurina azul ara darle ese colorcito típico de la nieve (pero si no tenéis, la nieve es blanca de toda la vida).

Vuelven a amasar y ¡voilá! Pueden hacer bolas o muñecos de nieve, montañas con caminos para jugar con coches, o meterse con ella en la nevera y tirársela mientras gritan y ríen como locos. 


Hemos pasado una tarde superdivertida. Nos hemos olvidado por un rato del calor (menos cuando el pequeño dijo que con nieve hace frío y tuvimos que ponernos gorros de invierno o.O). 
Si lo hacéis, contadme qué tal la experiencia.

Lo que yo hago, ¿no es trabajo?

Es verdad que no madrugo.
Es verdad que no trabajo (fuera de casa) todos los días.
Es verdad que no trabajo 8 horas al día.
Es verdad que no tengo nómina.
Si, todo eso es verdad.

Como también es verdad que no me acuesto casi nunca antes de las dos, que además de atender a dos hijos, una casa, perro, pareja, paso más (muchas más) de 8 horas, de lunes a domingo, trabajando. Ganchillo, tricot, costura. Ideando cosas nuevas, transformando otras, preparando clases, leyendo tutoriales, buscando inspiración. 

También es verdad que disfruto con lo que hago. Claro, es que si disfrutas no estás trabajando. Pues si lo es. Porque yo elegí que fuese así. Tuve un trabajo durante 12 años de 8 horas. Con mis días libres, mis vacaciones, pagas extra y sueldo fijo a fin de mes. Pero me aburría como una ostra. Mi creatividad murió durante muchos años. Aburrida, aburrida. Pasaban los días, los meses, ¡¡los años!! y todo mi material se llenaba de polvo en cajas, En cambio ahora... Ahora el material entra, sale, ¡¡se transforma!! Cuando estoy haciendo algo busco cualquier minuto para poder seguir y avanzar y que cobre vida!! Yo ya no paro hijos, paro amigurumis!! Con sus manos, sus pies, su pelo. ¡¡¡Me divierto!!!

Creo, disfruto, me lo paso teta. Y es mi trabajo. El que YO me he currado. El que mucha gente quisiera, pero que tengo yo. ¿Suerte? No lo creo. O por lo menos no es la culpable de esto. Perseverancia, perfeccionismo, amor. Estos factores si que han influido en ser lo que soy, en hacer lo que hago. 

Soy lo que hago. 

Hago lo que soy.