Manualidades con niños

martes, 28 de octubre de 2014

Amigas. Familia. Famigas. Amiglia. Vosotras.

Hay amigas de las de toda la vida. Amigas que haces en la pubertad. Amigas que haces en la universidad, en el trabajo. Amigas que dicen serlo y no lo son.
Hoy voy a hablar de esas amigas que te encuentras en la vida por ¿casualidad? y en las que probablemente por separado no hubieras llegado a ningún puerto.
¿Qué tengo yo en común con Emilia? ¿O con Alicia? ¿O con Olga?
Con Grace tengo una visión parecida de la maternidad,a Anuska le llevo un porrón de años, Susana pertenece a otro mundo totalmente ajeno al mío, Anita me resultaba un poco cortante. Si es verdad que con Ana tuve un flechazo a primera vista y Cris es conocerla y adoptarla. Pero nada más.
Pero la casualidad, o las ganas de compartir la misma afición, o el destino, o el karma o yo que se qué nos unió.
Y es verdad eso que dicen que los amigos son la familia que eliges. Pues yo a ellas ocho las elijo. Con ellas elijo sumar canas y arrugas, risas, confidencias, sueños y tristezas. Victorias y derrotas.
Quizás seamos amigas mucho tiempo. Quizás no y la vida nos separe tal y como nos unió.
Pero qué lindo es saber que están.Que en cuanto una baja, las demás estamos apoyando. Que las alegrías y las buenas noticias se milloniplican con ellas.
Con vosotras. Y ahora me dirijo ya a mis lindas comadres.

A todas os quiero aunque sabéis que Ana es mi alma gemela, ese complemento que me faltaba. La que me da collejas y me espabila y la que me da abrazos o un simple frotamiento en la espalda en los momentos menos bonitos.
Cris, dulzura. Te adoro. Por cómo eres, por cómo lo eres y por lo que eres.
Emilia, eres única. Ese temperamento, esa raza y fuerza que te caracterizan. Ese corazoncito tierno que tienes. Te admiro.
Su, cascabelillo. Aprendo tanto de la vida contigo!! He aprendido a ver con otros ojos cosas que no conocía pero daba por sentado. Tu risa me acompaña siempre.
Ali, pequeña hada. Conocerte es sorprenderme cada día. Tu coraje, tu ilusión, tus ganas. Tu humor!!! Soy fan tuya desde el minuto 0.
Anita, me encanta tu metodología, tu forma estructurada de ver la vida pero luego ver cómo sales de los torbellinos de la vida con coraje. Tu lógica aplastante. Y luego eres tan dulce!!!!
Grace, mi chica lista. Se que llegarás lejos porque eres ARTE. Inteligente y sensible, Todo un diamante en bruto.
Anuska, la díscola benjamina. Me recuerdas a campanilla (aunque te odio por ser tan joven y flaca :P) siempre feliz y sonriente. Dispuesta a ayudar. Con ganas de comerse TO el mundo :D
Olga. La dulce Olga. SIEMPRE sonríes, SIEMPRE estás feliz. ¿Te enfadas alguna vez? Creo que eso te falta directamente en el ADN.
Tengo tantísimo que aprender de cada una de vosotras!!
Os quiero, de ese amor que sale del alma.

sábado, 18 de octubre de 2014

Cambio en la percepción de la percepción

Recuerdo siendo cría lo viejos que veía a mis9 abuelos. Para ser abuelo hay que ser mayor!
Llegué a la adolescencia rebelde y entonces eran mis padres ya unos carcas. Mi madre se teñia y se ponía crema antiarrugas, usaba faja!! y zapatos de medio tacón. ¡Qué anticuada!
De siempre mis amigas han tenido mi edad, año arriba o año abajo pero éramos todas de la
misma quinta.
A partir de la veintena tenía más amigos que amigas y eran un poco más mayores que yo, pero poca cosa.
En la universidad ya empecé a juntarme con gente más joven, quizás porque yo me sentía joven o no quería saber mucho del mundo adulto, aunque ya entonces trabajaba, tenía una relación estable y decían que era madura para mi edad.
Éste año, en el que hizo 40 años que estoy en el mundo y en el que he conocido a mujeres maravillosas, ha cambiado la percepción de la percepción que tenía sobre la edad.
Cuando mi madre tenía 40 años yo estaba en la universidad. Yo ahora, con esa edad, me siento joven, llena de vida, ilusionada, enamorada, disfrutando de mis preciosos hijos y mi pareja, amig@s, comadres, trabajo, proyectos.
Y tengo amigas de 50 años que se sienten igual. Incluso de 57. Con una vitalidad, unas ganas de comerse el mundo, un brillo en los ojos!!
Y es qué realmente da igual la edad que tengas. Todo está en vivir plenamente la VIDA!!
KEEP CALM AND ENJOY!!!

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Nieve DIY

¿Nieve en septiembre? ¿Porqué no? A los pequeños (y no tan pequeños) les encanta la nieve pero como no llegará hasta dentro de bastantes meses pues combatamos las calurosas tardes con un poco de juego. Es una actividad que necesita solo cierta supervisión en caso de que los niños sean pequeños para que no se lleven ningún producto a la boca y luego para ayudarles a limpiarse cuando ya hayan acabado. 
¿Qué necesitamos? Un cuenco grande, bicarbonato sódico, espuma de afeitar y (opcional) purpurina azul. 


Lo primero que tienen que hacer (si son pequeños con un poco de ayuda de algún mayor) es echar bicarbonato en el cuenco. Esto va a ojo así que echen sin miedo.


Y encima la espuma de afeitar. Da igual echar mucho a poca. Si vemos que no se puede hacer una bola de nieve, tienen que añadir más espuma. Si está demasiado pringosa, más bicarbonato.


Esta es la parte que más les gusta. ¡¡¡El pringue!!!



Cuando lo consideren, pueden añadir un poco de purpurina azul ara darle ese colorcito típico de la nieve (pero si no tenéis, la nieve es blanca de toda la vida).

Vuelven a amasar y ¡voilá! Pueden hacer bolas o muñecos de nieve, montañas con caminos para jugar con coches, o meterse con ella en la nevera y tirársela mientras gritan y ríen como locos. 


Hemos pasado una tarde superdivertida. Nos hemos olvidado por un rato del calor (menos cuando el pequeño dijo que con nieve hace frío y tuvimos que ponernos gorros de invierno o.O). 
Si lo hacéis, contadme qué tal la experiencia.

Lo que yo hago, ¿no es trabajo?

Es verdad que no madrugo.
Es verdad que no trabajo (fuera de casa) todos los días.
Es verdad que no trabajo 8 horas al día.
Es verdad que no tengo nómina.
Si, todo eso es verdad.

Como también es verdad que no me acuesto casi nunca antes de las dos, que además de atender a dos hijos, una casa, perro, pareja, paso más (muchas más) de 8 horas, de lunes a domingo, trabajando. Ganchillo, tricot, costura. Ideando cosas nuevas, transformando otras, preparando clases, leyendo tutoriales, buscando inspiración. 

También es verdad que disfruto con lo que hago. Claro, es que si disfrutas no estás trabajando. Pues si lo es. Porque yo elegí que fuese así. Tuve un trabajo durante 12 años de 8 horas. Con mis días libres, mis vacaciones, pagas extra y sueldo fijo a fin de mes. Pero me aburría como una ostra. Mi creatividad murió durante muchos años. Aburrida, aburrida. Pasaban los días, los meses, ¡¡los años!! y todo mi material se llenaba de polvo en cajas, En cambio ahora... Ahora el material entra, sale, ¡¡se transforma!! Cuando estoy haciendo algo busco cualquier minuto para poder seguir y avanzar y que cobre vida!! Yo ya no paro hijos, paro amigurumis!! Con sus manos, sus pies, su pelo. ¡¡¡Me divierto!!!

Creo, disfruto, me lo paso teta. Y es mi trabajo. El que YO me he currado. El que mucha gente quisiera, pero que tengo yo. ¿Suerte? No lo creo. O por lo menos no es la culpable de esto. Perseverancia, perfeccionismo, amor. Estos factores si que han influido en ser lo que soy, en hacer lo que hago. 

Soy lo que hago. 

Hago lo que soy. 

sábado, 23 de agosto de 2014

Regalos de una mañana de sábado

Y es que la vida es para saborearla. A mi me gusta pensar que es como un delicioso trozo de chocolate. Hay veces que disfrutas comiéndotelo a bocaos y otras dejando que se deshaga en la boca e inunde tu boca en una explosión de sabor. 
Esta mañana ha sido una de esas últimas. He podido remolonear en la cama hasta que una linda sonrisa de ojos picantones ha venido a darme los buenos días y nos hemos puesto a jugar. "Me encanta correr, saltar y pum, pum, pum. Todo eso mami!!" Y es que son brutos mis dos pequeños. A cada cual más bruto. Y llega un momento en el que tenemos que cambiar de tercio y pasar del hard rock al pop o acabamos todos llenos de tirones de pelos, arañazos y algún que otro moratón. 
Así que de repente aparecen las hadas y hay que cazarlas, pero con cuidado, para no quitarles el polvo de hadas y puedan volar. Porque, claro, puede que alguna despistada no haya traído la bolsa de repuesto. Y shhhhh, sin gritar, porque se asustan con el ruido y se esconden. Consigo como 5 minutos de juego tranquilo, si llega. Luego ya empezamos a comer hadas y a imaginar que el desayuno está en el techo y hay que saltar para cogerlo y tooooodo se vuelve a desmadrar. Entonces llega el momento de salir de la cama y preparar un rico y aromático café para afrontar un día de carreras, de búsquedas de tesoros, de ayudantes de cocina, de desordenar aún más el desorden y de, cuando el sol ya esté bien dormido, cantarle nanas a la luna para que alumbre nuestros sueños.

jueves, 14 de agosto de 2014

Que cabrona eres vida. Cabrona e injusta

Hoy no te acepto. Hoy no te quiero. Hoy sufre una madre, toda una familia, como nunca. Sufrimos un montón de mujeres que también somos madres.
No es justo que hagas esto. No ahora. No a ella. Esta pequeña vino a sanar heridas pero tú las desgarras más. Ya te llevaste a otros. Ya basta. Ya hay demasiadas estrellas.
Y no me digas que es ley. Una mierda! Es una putada. La mayor putada.
Rubia, sólo puedo abrazarte. Llorar contigo. Consolar ésta injusticia con palabras suaves.
Lo siento tanto, tanto.
Mei, un montón de luces brillan por ti y por mamá. Tu madre es preciosa. Pero tú ya lo sabes. Eres querida y deseada. Rezo por ti.
Toda una tribu te piensa.

lunes, 28 de julio de 2014

It's a slowly day!

Antes no me escuchaba. Antes iba por la vida pensando que lo podía hacer todo. Y podía. De hecho puedo, pero a costa de muchas cosas. A costa de estar irritada. A costa de no sonreír. A costa de prestarle a las cosas (y lo peor), a las personas, el tiempo imprescindible. A costa de hablar lo justo. A costa de tener a mis amistades pendientes de un hilo.
No me escuchaba. Pero ni a mi, ni a mi entorno. 
Hasta que me di cuenta que yo no siempre había sido así. Que yo soy slow.

Que amo el movimiento slow. 

Siempre caminé despacio cuando paseaba. Iba de compras sin prisas. Disfrutaba mi eterno helado de vainilla como si fuese el último. Y pasaba horas en el malecón (justo donde ahora habita el Auditorio Alfredo Krauss de Las Palmas) viendo cómo estrellan las olas contra las rocas. Silencio en el estruendoso océano.
A pesar de haberme dado cuenta de esto, sigo entrando en esa espiral de prisas, de "yopuedocontodo" aunque me doy cuenta rápido y paro. Y entonces llegan días como hoy donde me despierto con una sonrisa en los labios, desayuno saboreando el pan recién tostado y el aromático café que me termina de despertar, disfruto de cada uno de los besos y abrazos que me dan mis hijos y mi contrario (hasta los lametones del perro los disfruto) y me dispongo a charlar un rato con mis locas costureras mientras ganchilleo tranquilamente el regalo de una de mis mellizas favoritas. Hago la comida sin prisas, como sin prisas, escribo este post sin prisas y aún me queda toda una tarde para disfrutar lo que me depare. 
Y me importan un cuerno los pelos del perro metiéndose en todos los rincones, la ropa sin destender o la cama sin hacer.
Mañana desayuno con amigas, así que va a ser también un día slow.
De hecho, tengo el presentimiento que lo va a ser tooooda la semana.
Así que, ¡a disfrutar!


lunes, 23 de junio de 2014

Verano que precede a una nueva etapa

El cole acabó. Acabó el viernes. Y empieza el verano. Atrás han quedado las rutinas de desayuno rápido, de salir de casa con la legaña pegada y empieza el disfrutarnos todos los días y a todas horas. 
Después de este verano dejaré de ser madre a tiempo completo. ¡Qué vértigo me da! Sé que Yago pasará a estar en buenas manos, porque conozco muy bien a su profe. Fue también la profe de Ethan, pero me muero de pena saber que no voy a disfrutarle tanto como hasta ahora. 
Ahora ya está preparado. 
Ahora ya busca a los niños para jugar con ellos y se divierte. Es un enamorado de sus dos queridas mellizas, Emma y Lucía a las que nombre TODOS los días. Pero también disfruta con Pedro, con Antonio, con Alba, con Lucía, con Paula. 
Ahora ya quiere tener amigos.
Ahora ya quiere ir al cole.
Ahora le están empezando a crecer las alas. 
Ahora toca afianzar esas pequeñas raíces que le han ido creciendo estos tres años para que se agarren bien a la tierra, a las piedras.


sábado, 21 de junio de 2014

Ethan y Yago Pies Sucios

Seguramente, muchas personas, sí vieran la planta de los pies de mis dos locos bajitos, me llamarían guarra. Es cierto. Están negras. De pelos de perro, de migas de pan, de meter los pies en el agua del perro y volver a meterlos allí donde los pelos y el polvo se acumulan por mucho que haya limpiado el día anterior.
Y probablemente esa misma gente se preguntará cómo puedo vivir en este caos absoluto. Porque da igual que ordene cuando ellos se acuestan. Sé que, según terminen de desayunar, el sofá estará totalmente desmantelado y se habrá convertido en un castillo hinchable con tobogán. Y sus risas y carcajadas harán que me termine de despertar, tras la segunda taza de café, con una sonrisa en los labios.
También mucha de esa gente me diría qué debería estar menos tiempo con mis hijos para no acabar todas las noches derrotada y con los nervios un pelin crispados :p. Pero yo soy feliz así. Porque estar con ellos es una satisfacción continua, un aprendizaje perpetuo.
Qué me llamen guarra, desordenada, desaliñada.
Yo siempre contestaré lo mismo: ¡¡Soy feliz!!

sábado, 31 de mayo de 2014

¡¡¡Se abren ventanas!!!

Yo no sé la de puertas que se nos han cerrado en estos últimos años. Perdí la cuenta. Entre medias se ha abierto algún tragaluz que ha dado un poquito de oxígeno a la vida en general. Pero esta primavera está siendo mágica. Un día se abre una ventana tímidamente, otro la hoja está totalmente abierta y al final termina estando de par en par. Y nuestra familia se ha visto reforzada en toda esta adversidad. Yo sé que hay gente que no daba un duro, ni medio, pero ¡oh! ¡sorpresa!, aquí estamos. Felices. Enamorados. Unidos.
¡¡¡Expectante estoy por ver qué de nuevo nos trae esta última parte de la primavera!!!

lunes, 19 de mayo de 2014

Y sumando...

Yo esto lo veía taaaan lejos. 40! Buffff Iba a tardar como 100 años en llegar a cumplirlos jajaja qué lejos se ve todo cuando eres una cría.
Pero lejos de sentirme vieja, como pensaba que me iba a sentir, me siento como una veinteñera pero con cabeza (creo).
Es verdad que tengo el futuro más incierto que he tenido nunca, pero tengo el presente más feliz que jamás pudiese imaginar.
He tenido que llegar hasta aquí, de la manera que lo he hecho, para darme cuenta que la vida puede ser, hasta donde te permita, como tú quieres. Que puedes tener a tu lado a quien tu quieres. Que puedes decir no cuando quieres.
Teniendo en cuenta que me quedan, por estadística, al menos otros 40 por cumplir, no es demasiado tarde.
Me acepto como soy. Me quiero como soy. Seguramente a mucha gente no le gustan mis cambios porque les viene mal que yo ya no haga lo que hacia (decir sí a todo, callar lo que me molestaba y sucumbir a los deseos de los demás sin tener en cuenta los míos). Ay! Pero ahora me da igual.
Mi familia, mis comadres (cuantísimo os quiero) gracias por tantos momentos buenos.
A esas personas que vinieron y se fueron, gracias por enseñarme que todo va y viene y que sí no vuelve, es porque no era para mi.
Mi loca tía Yoli. Tantas risas y tantas lágrimas, tantas confidencias. Gracias por ser mi hermana mayor y estar siempre. Eres mi pilar en la distancia.
He conocido a tantas personas mágicas y maravillosas. Personas que, sin conocerme, me han dado cachitos de su alma.
Mis seres de luz, gracias por tender esos hilos invisibles y hacerme ver en la oscuridad. Estáis siempre conmigo.
Y hoy toca celebrar esos 40 años. Yo había imaginado otra manera, pero esto me pasa por crearme expectativas!! Jajaja!!! A rellenar agujeros en las paredes del salón!!
Feliz día!!!

jueves, 15 de mayo de 2014

Donde Yago encuentra la magia


Estamos de reformas, pero mientras preparo la comida, quería dejar esto escrito para que no se me olvide. Aunque seguro que se vuelve a repetir. 
Yago encontró el otro día la magia en forma de música. De siempre le encanta. Siempre ha dormido escuchando música. Aún recuerdo las largas horas acunándole escuchando y cantando a Alejandro Sanz, Roxette, Alejandro Fernández, etc. O a su padre, con su potente voz cantando clásicos de la canción melódica. A mi misma, inventando nanas (de ahí viene el nombre del blog, por la inmensa cantidad de noches que llevo cantándole nanas a mi pescaillo... y a la luna. Aún hoy seguimos igual: Canta nanas mami. Y así espero seguir muchas noches más.
Pero a lo que iba, que me disperso. El otro día me dió un Cd para que se lo pusiera. Una selección de las obras de Karajan. Le pregunté sí estaba seguro porque normalmente quiere música para bailar y saltar como los locos. Pero como insistía se lo puse. No se esperaba lo que iba a escuchar. Pero tras su cara de sorpresa veo cómo cierra los ojos y empieza a mover su cabeza primero para seguir con todo el cuerpo al ritmo de la música. Estuvo así como cinco minutos, en trance, sonriendo, disfrutando. Yo le miraba embelesada. Cuando el lo consideró, abrió los ojos, sonrisa aún puesta y dice: Mami, esto uta mucho!! Quiero más!! Así qué le he sacado todos los cd's qué tengo de música clásica, celta, de adaptaciones y casi todos los días me pide escuchar alguno. El se regala momentos y me los regala a mi. Unos minutos de silencio donde sólo la música tiene cabida.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Una brujilla, un duende y la madre que los paríó


Es curioso lo que son los lazos de unión. No hablo de lazos de sangre, aunque es el caso, sino de esos hilos que nos mueven por la vida. Nos unen, nos desunen, nos vuelven a unir. Incluso nos remiendan, nos cortan, nos cosen de cualquier manera. A veces van unidos a fuertes velas que nos ayudan cuando vamos a favor del viento a ir más rápido por el sendero de la vida, o nos frenan irremediablemente a quedarnos en el mismo sitio durante mucho tiempo, cuando no nos hacen desandar el camino andado para aprender algo valioso que no vimos por las prisas de llegar a la cima.
Uno de esos lazos me unió a una persona cuando yo no tenía más que nueve años. 
La cosa es qué yo fui hija, nieta y sobrina única durante todo ese tiempo. Para mi eran todos los mimos,todos los caprichos, todos los consentimientos, y de repente, mis dos tías y mi madre se embarazan casi a la vez y nueve meses más tarde, la principita fue destronada. Ohhhhh, pero no. Yo estaba loca por tener una hermana. Pero bien es cierto que con el tiempo la diferencia de edad era insalvable. Ella empezó a ser niña cuando yo empecé a ser mujer, empezó el colegio cuando yo ya estaba en el instituto y creo que no empezamos realmente a entendernos hasta que yo me fui de casa de mis padres.
Obviamente todo esto hace que no te conozcas lo suficiente, que no se entiendan las diferentes maneras de pensar y que haya siempre una cierta distancia. Nunca compartimos juegos, ni amigos, ni salimos juntas de marcha, ni nos disfrazamos igual para ir a los mogollones en carnaval. Tan sólo recuerdo un concierto de Maná y anda que no ha llovido desde entonces!!
La cosa es que siendo yo ya madre de un niño de casi cinco años decide traer al mundo a una brujilla que pude ir a conocer cuando tenía unas semanas. Una pelona regordeta que me hizo llorar nada más verla. ¡Es hija de mi hermana! Pero sí mi hermana es una cría!! Y ha parido a esta cosa perfecta.
Ainara. Que primero fue croqueta para convertirse en brujilla. Rubia de ojos redondos y sonrisa de bruja, no podía ser de otra manera. Ainara, la golondrina que se viste como le da la gana y va por la vida sabiendo lo que no quiere. Que tiene pelos de loca y un pico para echarse a temblar. Mi preciosa sobrina. 
Y tres años y pico más tarde me dice mi hermana: aumentamos familia. Un embarazo perfecto pero el peque quiso venir al mundo antes de lo previsto. Mi pequeña hermana, que buscaba un parto aún mejor qué el que tuvo con mi sobrina, vio truncado el sueño cuando vieron que  el líquido venía teñido de meconio. Parió como quiso pero no pudo tener ese momento tan íntimo y especial cuando te ponen a tú hijo en tú tripa ya vacía. Recuerdo su llamada, llorando, no tengo al duende, está en la Ucin. Sólo pude sentir una tristeza inmensa y una rabia tremenda por no poder estar allí, abrazarla y consolarla, si es que eso es posible en situaciones así. 
4 días estuvieron ingresados. Qué ostias te da la vida. Cómo tuvo que cambiarle la perspectiva de tantas cosas. 
Al duende aún no he podido conocerle. La vida ha decidido darme ostias a mi por otro lado pero ya llegará el momento. Ayer cumplió un año. Más rubio aún que la bruja, y con ojos azules. Redondos también. Pero no son de bruja, ni de brujo. Son de pillo, de trasto, de un tío que va a ser feliz, lo tiene claro.
Y a estos dos peques me siento también tremendamente unida y se que compartiremos momentos inolvidables. 
Hermana, te quiero. Ya te dije ayer que nunca te lo digo. Hoy te lo repito. Gracias por poner en mi vida a una bruja y a un duende ;)

domingo, 20 de abril de 2014

Un domingo cualquiera

Hoy me he despertado antes de que sonara el despertador. No sé bien porqué. ¡Ah, si! Me notaba baja de azúcar así que salí de la cama sin hacer ruido y me comí un plátano mientras se hacía el café y las tostadas. Desayuné mirando facebook en la tablet. Pude comprobar que Pablo a las 4 aún se abría camino a este lado, que Maya estaba respirando mal y que Lidia ha hecho unos cupcakes impresionantes. No me dió tiempo a más porque mi gatillo empezó a desperezarse y a llamarme en sueños. Este café ya me lo tomaré frío, saborearé mejor el segundo. No me dió tiempo más que a hacerme un pequeño esquema mental de las tareas del día: habitación de los niños y salón,doblar la ropa que tendí ayer, terminar el bloque de la colcha de Ethan y seguir tejiendo el pony. Aún queda mañana sin cole. Qué poco me gusta andar con prisas. Disfruto tanto teniendo a Ethan en casa todo el día. Aunque la mayoría del tiempo se baja al patio a jugar con sus amigos pero se que está ahí, que puede tocar en cualquier momento al telefonillo: mamá, abre que me meooooo (muy fino, mi chico jaja), o porque quiere agua, o venir a por un juguete. Pero eso de tener que andar pendiente del reloj no me motiva nada. Me estresa. 
No sé si ocurre todas las noches pero hoy he sentido como mi cachorrillo me buscaba por la noche, acurrucaba su espalda contra mi pecho y me cogía el brazo para rodear su cuerpecillo y le oigo murmurar: te quiero grande mai. Comprenderéis que he dormido más a gusto que un piojo en cabeza ajena.
Domingo de semana santa, gris y fresquito, después de unos radiantes días de sol y calor que invitan al relax y a la contemplación pero eso debe de quedar para otros, yo voy a currar pero como disfruto tanto, lo incluyo en el relax. Tengo suerte de poder hacer lo que me gusta, aunque no me haya ido a ningún sitio, pero he podido disfrutar al 100% de mi pequeña familia. No creo que se pueda ser más afortunada. 
Feliz domingo!

jueves, 17 de abril de 2014

Las canas... envejecen o dignifican??

Siempre que he visto a alguna abuelilla con el pelo blanco me produce una infinita ternura. Me la imagino en un butacón, haciendo alguna labor, con una manta tapándole los pies y con nietos alrededor que le piden que le cuenten historias de cuando era pequeña y vivía en el pueblo. La imagino sonriendo con los ojos vueltos al pasado, la mente en la alegría de la infancia y la juventud, las manos a la labor, la boca con una sonrisa por tener quien escuche su vida. 
Y hoy me veo yo, a 1 mes y dos días de cumplir 40, con un mechón blanco a la derecha de mi pelo, herencia de mi abuela y un montón de canas plateadas en las raíces. En el resto no, porque las tapan una mezcla de colores de tintes de varios años, color indefinible, por supuesto. 
Soy de piel blanca, muy blanca, llena de pecas y no sé si llegaré a tener el pelo completamente blanco. Me decanto más por que sea canoso, sin más. 
Llevo ya tiempo sin teñirme (el tamaño de la raíz lo delata) pero decidí no volver a teñirme más y dejar de perder tiempo y dinero en tintes, retoques y demás. Pero hace unos días me vino mi mayor y me pregunta: 
- "Mamá, ¿cuándo te vas a teñir?"
- "Pues no pensaba hacerlo, peque."
- "¿Porqué? Te ves mayor así."
- "Jaja, bueno, me voy haciendo mayor. Pero eso no es malo. Es señal de que he vivido y sigo viviendo."
- " Pues no me gusta. (mi eterno inconformista) No quiero que te hagas mayor!!" 
- "¿Y si me tiño dejaré de ser mayor?"
- "¡Dejarás de parecerlo!"
- " También si me pongo tacones parezco más alta pero eso conlleva que me fastidio la espalda, no voy tan cómoda y cuando me los quito, sigo siendo igual de alta que antes de subirme a ellos. Pero sigo siendo yo. Con o sin tacones, con o sin canas, sigo siendo mamá. ¿Te gusta quien es mamá?"
Me mira primero con la misma cara que ha tenido durante toda la conversación y poco a poco la va cambiando, parece que va entendiendo y me dice, junto con una gran sonrisa: "Me gusta quien eres, no quien parece que eres. Si te gustan las canas, déjalas ahí. Eres tu y te quiero."
Estas conversaciones, con un niño de nueve años, son tremendamente enriquecedoras. Y para los dos, yo creo. No ha vuelto a nombrarlas. De hecho el otro día pensé en ponerme tacones y me dice: "Mami ponte cómoda, luego te dolerá la espalda" y me guiñó un ojo. Así que si, las canas definitivamente dignifican.

Quizás algún día sea yo la que me siente en un butacón, con una mantita tapándome los pies, la labor en las manos, los nietos alrededor y los ojos vueltos al pasado con la mente en la alegría de la infancia y la juventud y la sonrisa en la boca por tener a alguien que me escuche.

Feliz jueves!

martes, 15 de abril de 2014

El bolso de una madre

Esta mañana he ido caminando a la parada del autobús. Iba a dar una clase así que, además de mi bolso, llevaba material en otra bolsa que podía ser necesario en clase. Nada que pesase en exceso: agujas, hilos, algún trozo de tela o guata, la libreta con patrones...
Pero llegué a la parada muerta, (15 minutos, nada para escandalizarse) y por suerte el bus llegó en ese momento. Como tenía más de 40 minutos de trayecto me dije: toca ver qué hay aquí porque esto pesa (como se dice por mi tierra) un quintal.
Bolsa de globos, varios paquetes de pañuelos, paquete de toallitas húmedas, un pequeño neceser con cristalmina, tiritas y besos mágicos quetodolocuran, una aguja de trapillo, varios marcadores de los amigurumis, trozos pequeños de lana, un palo (¿¿¿un palo???), un calcetín (¿¿¿perdón???), ¡anda! este libro me lo empecé a leer hace unos dos meses (de bolsillo, ¿eh? - marcador en la página nº 7), gomitas de esas que están de moda para hacer pulseras, sobres de cromos de unos seres extremadamente feos, tickets del super (como para llenar una bolsa), un tupper con galletas y hasta un  mendrugo de pan de cuando fuimos el otro día a dar de comer a los patos. Vi por el rabillo del ojo que la señora que se sentaba al lado se reía por lo bajini y me suelta: Tienes niños, ¿verdad? ¡Jaja! ¡Si! ¡Dos! ¿Tanto se nota? Y ya nos echamos a reir las dos.
Ni crema de manos, ni pintalabios, ni nada parecido. Imagino que el día que me de por volver a usar algo, lleve un par de años caducado. Intentaré revisar el bolso mas a menudo antes de salir del parque porque quizás algún día llegue a encontrar piedras y termine con un cristal de casa roto :D

sábado, 12 de abril de 2014

3 años - 2014

Mi niño de rizos locos y hoyuelo picantón....
¡¡¡Felicidades!!! Llevo todo el día reviviendo tu viaje hace tres años a esta parte y ha sido intenso. Muy bonito. Me regalas tantas cosas cada día. ¡Qué afortunada soy! 
Me regalas, como lo hizo tu hermano en su momento (ahora sus regalos son diferentes, ya te llegará también) ver la vida entre tus ojos. Me regalas tu lógica, tan natural, tan auténtica como tú. Me regalas los buenos días más bonitos y los besos de buenas noches más dulces. Ese: hoy soy bebé, dame tetita, que espero que siga durando mucho tiempo aunque la teta ya esté seca, pero sabes que sigue llena de esas otras cosas que son tan importantes, ¿verdad? El otro día me dijiste por primera vez: te quiero grande, enoooorme y  no te diste cuenta, pero yo morí de amor. Un abrazo inmenso me volvió a la vida en éxtasis. 
Agradezco, una y mil veces, el haber podido tener la gran suerte, la inmensa suerte, de estar a tu lado el 98% del día de estos 3 años, el 100% de las noches. De haberle dado la vuelta a la vida (realmente se la diste tú, pero eso ya lo hablaremos en otro momento) para poder incluso disfrutarte mientras trabajo, mientras limpio, mientras cocino, mientras pierdo paciencia y mientras me ayudas a recuperarla, mientras saltamos y retozamos entre la arena del parque (yo un poco más reacia que tú, pero eso son cosas de la edad, que me vuelve remilgosa), pelearnos por ver quien coge la cuchara grande para comerse el helado (aunque aquí casi siempre gana papá, ¡qué morro tiene!), a jugar al escondite aunque siempre te escondas en el mismo sitio o a perseguirnos por el salón para pellizcarnos el culo. 
Mañana será un día bonito. Por fin tendrás tus tan ansiados tres (así, tes mamá, ¿ves?... mientras intentas poner 3 dedos de la mano bien tiesos) y yo seguiré, en vano, pidiendo que se pare el tren de la vida y que te quedes así. Con tu hermano no lo conseguí, pero no desisto en el empeño, y tozuda soy un rato. 
Mira que quería a tu hermano (y le amo con locura, que conste) pero le quería tanto que jamás pensé que podría querer a alguien más. Te quiero diferente. Siempre he odiado ese: yo a mis hijos los quiero a los dos igual. No es más. Es diferente. Porque tu hermano es él, con su forma de ser, su alma, su corazón y tu no eres igual. Quiero a tu hermano, lo amo. Y te quiero y te amo a ti. Ni más, ni menos, pero distinto. ¿Me he liado, verdad? Bueno, ya te darás cuenta que tu madre es un poco caótica, en la vida, en los pensamientos. Pero no en la forma de querer. 
Disfrutemos este año, que tantos cambios va a traer, juguemos, descubramos, perdamos miedos, y comámonos los momentos buenos a bocaos, saboreándolos. 
Dulces sueños mi amor. Hace una hora y siete minutos que naciste. Bienvenido a los tres!
Te quiero,
mamá

jueves, 27 de marzo de 2014

Cuánto me está costando!!

Y es que en días como hoy, cerraba las persianas, los ojos y pedía a la vida que pasase el día en un suspiro. Mira que llevo 9 años intentando parar el tiempo pero con estos agobios no puedo. No puedo con ese muro que me oprime el pecho, que no me deja suspirar a gusto. Yo es que siempre he sido de suspirar mucho. Ya me lo decía mi abuelo: "Es que tienes un corazón mu grande, niña, por eso te sobra aire" jaja qué majo era. 
He intentado estar relajada, he pedido a los niños que bajasen el volumen de los gritos, he consolado los llantos de Yago, aguantado las carreras y ladridos de Musko persiguiendo sombras por el pasillo y mi hombre con amigdalitis, moribundeando en el sofá. Pero ni con esas he mejorado. Me he pasado todo el santo día con la puñetera bolsita en el bolsillo del pantalón. Y venga a soplar, y a soplar, y a salibar, que también me han dicho que sirve. Por intentarlo que no sea. 
Quisiera encontrarle sentido a los agobios. Realmente soy feliz. Mis hijos están sanos, mi familia está bien. A ver, yo borraba una gran parte del entorno. Así, de un plumazo. A tomar vientos, o a freir puñetas, que se queda una como más a gusto. Pero no puedo, claro. Tengo un ex porculero y un pasado de esos de toma pan y moja. Que están ahí, oye, como las garrapatas, chupando sangre aunque no quiera. Porque yo no quiero que me afecte, pero me afecta, porque no es algo que yo pueda controlar. Igual que me afectan los días grises porque no puedo soplar para que se vayan las nubes, menos aún con todo este aire que me falta. 
Ea! Menos mal que el día está llegando a su fin y es la hora de ganchillo, manta y sofá. Y nada, rezaremos para que la meditación de la noche se lleve un poquito de agobio y traiga un poquito de aire. Encima es viernes, y a mi los viernes, me gustan sobremanera. Los viernes son grupo de costura, pizza, buena peli en buena compañía (a ver si ya no moribundea mañana) y siempre es preludio de fin de semana que trae relax y disfrute. ¡Ahí es ná!

domingo, 23 de marzo de 2014

Feliz cumpleaños

Mi querido niño bonito...
9 años ya. Este será el último de una cifra. En nada irá todo cuesta arriba y los años te volarán, como me vuelan a mi ahora. 
Y yo le pido a la vida que se pare, pero la puñetera no me hace caso. Va a lo suyo. Y yo sólo quiero ir a lo tuyo, a lo nuestro, a lo que me diste el día que naciste. Porque tu me diste la paz que tanto ansiaba, la paz que se llevó tu hermana al arco iris. Me diste las ganas de ser madre. De ser tu madre. Me diste una familia. Me diste risas y alegrías. También lágrimas y penas. Pero qué es la vida más que una de cal y otra de arena. Me enseñaste lo que es ser paciente. Me enseñaste también ese lado tan feo que tengo, cuando me enfado, que horrible es, ¿verdad?
Me enseñaste a sentir el auténtico miedo cuando te ha pasado algo. Me enseñaste, quizás, lo más importante. Mi querido niño bonito. Tú me enseñaste a amar. Ese amor puro e incontrolable que me domina cada vez que te miro y me veo en ti. Ese amor que hace que cada poro de mi piel sea ternura cuando te pienso. Ese amor que me hace llorar de alegría por saber que, de momento, te tengo. Tu cuerpo flaquito, tu corazón inmenso. Ese alma tan bonita que tienes, cariño mío. Ese alma que transmiten tus ojos grandes. Te miro en ellos y te veo entero. Veo tus buenos sentimientos, tus ganas de ayudar, tus ganas de aprender a ser mejor persona, a ser menos egoísta, a saber querer de otra manera.
Llevo un tiempo pidiéndote que te respetes, porque esa será la única manera de que te respeten a ti. Que te quieras, porque así los demás también sabrán quererte. Que seas tú y dejes de fingir ser ese otro que muestras a tus semejantes. Ya. Ya sé que todo es aprendizaje, pero no dejo de ser tu madre y de preocuparme por tí. 
Hemos pasado tiempos difíciles tesoro, pero hemos salido. Nos encontraremos con más (ni te imaginas hasta dónde la vida ahoga) pero saldremos igualmente. Siempre con la espalda recta y la cabeza alta. Porque habremos aprendido algo nuevo, y eso nos hace grandes. 
Si me aceptas un consejo, no me hagas mucho caso. Lo justo. Equivócate. Cáete. Tropieza. Yo siempre estaré detrás de ti para tenderte una mano, incluso en esos años en los que no querrás saber de mi. Da igual. Yo sé que eso es ley de vida. Nos conocemos durante unos años, luego nos desconocemos, y años más tarde, nos volveremos a conocer. Así es el ciclo. Yo lo sé, porque ya lo viví y lo que te prometo es no olvidarlo, para no recordartelo. 
Para este año te deseo todo lo bueno que tu cuerpo y tu alma sean capaces de soportar. Que metas muchas canastas. Que te sigas divirtiendo con las mates. Que mejores tus trucos de magia. Que seas el mejor amigo de tus amigos. El mejor hermano que tu hermano pueda tener, Que disfrutes. Que te rías. Que sigas recogiendo flores ahora cuando empiecen a florecer para regalarlas. Que cantes. Que bailes. Que te emociones. Que sigas encontrando nidos de perdices. Que juegues. Que te rompas pantalones. 
Te deseo, mi querido niño bonito, la más inmensa de las felicidades. Yo seguiré queriéndote hasta que me estalle el alma de felicidad por saber que eres mi hijo, mi pequeño gorrión de ojos grandes. Eres tan grande, pequeño. Ni te lo imaginas. 
Te quiero. 

jueves, 20 de marzo de 2014

Go slowly, honey

Vuelas, pequeño mío, mientras mi cuerpo grita en silencio; despacio, tesoro, despacio. No tengas prisa. Y ahí va la vida y te hace grande. No tanto por el espacio que habita tu cuerpo sino por la sonrisa eterna y el corazón inmenso. 
Tranquilo, de verdad, hay tiempo. Me da una pena que me desgarra las tripas que me pidas tetita y ya no sepas mamar. Un día te olvidaste pero, cosas de la supervivencia imagino, nunca olvidas el calor, la seguridad, el amor, la paz. Pero me siento feliz por ti. Porque lo hiciste sólo, a tú ritmo. Así lo quisiste. Y mamá, te respeta. Te respeto por el niño que eres hoy, por la persona que eres hoy y por el niño que serás mañana, el que espero que nunca pierdas.
Espero que nunca pierdas la sonrisa de tus ojos ni la mirada de tus sonrisas. La carcajada que te sale de lo más hondo. Tu hoyuelo mágico. Éste, sobre todo, nunca lo pierdas, será señal de que sigues sonriendo. Tus rizos locos, tu mirada traviesa de toda una vida entera, tus manos dulces, tus te quiero que me derriten la vida que me queda, las pedorretas que nos dan la risa, tu cara de ángel cuando duermes, tus saltos locos en los charcos, tus carreras a ninguna parte y a todos lados, tu magia. La que te hace ser ese ser loco y maravilloso.
No te pierdas nunca, cariño mío. Y si lo haces, vuelve. Mamá siempre estará al otro lado de la puerta, siempre. No hace falta ni que llames, sólo vuelve.
Espero que camines de mi mano el tiempo justo, para que luego camines de la de tus amigos, de la de tus errores, de la de tus logros, de la de tu compañer@ de la vida, de la de tus hij@s.
No me canso de mirarte mientras duermes, pequeño duende travieso. No me canso de mirarte mientras vives. No me canso de tus abrazos, ni de tus besos, ni de tus berrinches por no comprender la vida.
Disculpa por las veces en que soy imperfecta, mi dulce plusquamperfecto. Disculpa mis cansancios, mis espera un momento, mis suspiros al viento por tu impaciencia. Quiero llegar y no llego pero luego vienes tú, o tu hermano, y me traéis de vuelta a lo importante, vosotros.
Te quiero, mi amor. Te amo con todas y cada una de mis canas (por falta de tiempo), con todas y cada una de mis arrugas (más de risas que de penas). Te amo tanto, que si se pudiera, explotaría.
Gracias por ayudarme tanto estos pocos años. Por superar conmigo tantos momentos tan duros. Gracias por llenar mi vida de sentido, del común y del sensible. Por devolverme la cordura. Por cerrar el círculo. Yo sé que tu estuviste, te fuiste y volviste.
Pero te repito: go slowly, honey, slow, slow, slow

miércoles, 19 de marzo de 2014

Casi 500 días

Con sus casi 500 noches. Y creo que hoy, por fin, estoy preparada para escribirte. Con el corazón en la mano. Con un montón de lágrimas en la almohada. Aún con un montón de porqués. Hoy, casi 500 días desde la última vez que te vi, puedo escribirte sin lágrimas en los ojos y con el corazón un poco menos maltrecho. Todos los días me pregunto. Todos los días sigo sin encontrar respuestas. He accedido a hablar contigo porque bueno, tengo dos hijos, que por la circunstancia de ser yo tu hija, son tus nietos. Pero no deja de ser eso, una circunstancia. 
Hoy, me has preguntado que porqué he tenido que ir al psicólogo. ¿De verdad no lo sabes? Yo soy madre, y se, perfectamente cuándo mis hijos están mal. Sé cuando Yago ha llorado sin haber estado delante, o cuando a Ethan le ahonda una pena tremenda en el alma que no entiende. Han estado en mi vientre, como yo lo estuve en el tuyo. Pero como lo preguntas, te respondo: he tenido que ir al psicólogo porque no entendía porqué me quieres (porque imagino que me quieres) de la manera en la que me quieres. Porque es una manera de querer que no entiendo. Le de la vuelta o la mire del revés. El otro día me dijiste que me querías mucho. A mí se me pinchó algo en el alma. Me duele. Y me duele a mares. Porque no lo entiendo. Y en parte me da miedo, precisamente por no entenderlo. No entiendo que me tuvieras cerca y me hicieras marchar. Y creo que di oportunidades. Desde volver a tu casa cuando fui, junto con mi pareja y mis hijos, expulsada de ella. No abras los ojos. La boca también puedes cerrarla. No te eches las manos a la cabeza. Quizá fue un error. Yo espero no cometer nunca uno tan grande como madre. 
Es cierto, como me dijiste, que nadie me puso una mano en el pecho para volverme a mi tierra. De corazón, no te haces una idea de las ganas e ilusión que tenía de volver a teneros cerca, ver crecer a mi sobrina, que los primos jugaran juntos. No te lo imaginas. Así como no te imaginas las ganas que tenía, que teníamos, de ayudaros. De, entre todos, como tribu, sacarnos las castañas del fuego. Fracaso. Uno más. Un corazón un poco más roto, un alma un poco más tocada. Pero jamás entenderé que te fueras a tomar café con quien fuera, mientras tuve que llevar a Ethan caminando al médico o que no pasaras a ver a Yago las veces que estuvo malito. Y ya ves que no me nombro, porque yo no me duelo, pero mis hijos me duelen todo. O cómo pude flipar cuando te compraste un aire acondicionado sabiendo que la nevera la teníamos rota y que llegamos a intoxicarnos por comer cosas en mal estado. Y muchas cosas que no voy a enumerar porque no es el fin de este escrito. 
El fin es decirte que pido respeto. Que no me digas que me quieres cuando tu forma de querer me hace daño. Ya me dijiste que a tu edad no vas a cambiar. Es una pena, porque te vas a perder un montón de cosas. Yo intento reinventarme cada día, mejorar mis acciones, ser mejor persona, mejor madre, mejor mujer, mejor ser. Si quieres, te doy la opción a quererme menos, mucho menos, pero a quererme mejor. Hay una corriente cuya filosofía aboga por el menos es más. No quieras abarcar tanto, no quieras tener tanto porque al final, te quedas con poco. 
O con nada. 
¿Hoy sonríes todos los días? ¿Ríes a carcajadas? ¿Lloras por cosas bonitas?
Prefiero no tener perfumes pero si el olor de mis hijos. Prefiero no tener NADA, pero si tener a mis hijos. Y quererles, amarles y respetarles. Sobre todo respetarles. Porque yo, simplemente soy su madre, y es una circunstancia. Llegará el momento en el que vuelen y yo quedaré relegada a un plano, al que ellos quieran. Dejaré de ser la protagonista de sus vidas para convertirme en una mera figurante. Pero estaré. Sin juzgar. Respetando. Apoyando. Sosteniendo. 
Te he querido mucho. No puedo decir que he dejado de quererte, pero te quiero distinto. Y esto si lo digo llorando. No veo lo que escribo, sólo lo siento. No sé si te dejaré leer esto. A día de hoy, siento que no te lo mereces. Puede que mañana... o que hagan falta otros casi 500 días. Yo sé que tu esperas un te quiero de mis labios. Hoy no puedo. Quizás nunca pueda. Respétalo también. He tenido que tener casi 40 años para hacerme respetar . No siempre lo consigo. Pero contigo sí. Respétame. Quiéreme menos, de verdad. Quizás te sorprenda la vida. 

miércoles, 12 de marzo de 2014

Sin título

Y es que yo soy más de inspirarme en folio en blanco. 
Creo que la primera vez que me sentí mujer, mujer, fue el día que fui madre. Ya era madre, de una preciosa estrella, pero no había parido. Parir fue... la sensación más auténtica que había tenido jamás. Me sentí fuerte, poderosa, loba, diosa. Me comía la vida. A bocaos. Ese día también me bajé del mundo. Que pase, que pase. No quiero saber nada. Y sigo, casi 9 años más tarde, sin querer saber nada. Mi burbuja, en la que habita mi familia, es mi mundo. También me quité el reloj y he aprendido a orientarme de otra manera. A guiarme por mi instinto. Ese también salió hace casi 9 años. Desde entonces huelo más, acaricio más, beso más, siento más.
Vivo más.
Y ahora, a mis casi 40 y con 3 hijos me lanzo a escribir. Me recuerdo, cría, copiando poesías de la SuperPop (no ha llovido!!) y lanzándome tímida, a escribir las propias. Guardaícas las tengo aún. Recopiladas en una libreta de Winnipús para que acabe en manos de mis hijos un día que les de por revolver entre mis cosas y se partan de risa de su madre cursi. ¡Qué bien lo pasaremos ese día! ¡Mira!, ya tengo risas que están por venir. ¡Qué suerte!
Ya lo intenté hace unos años con un blog que quedó en el olvido. A ver si recupero las entradas y me las traigo a este, porque están los partos de mis ratones, entre algún que otro delirio loco. 
¡Qué vida de loca llevo! Pero cómo me gusta, oye. 
Si hace 5 años me llegan a decir esto... con mi trabajo cómodo (pero aburrido), mi vida estable (pero aburrida), mi horario fijo (pero aburrido), la carcajada se hubiese escuchado bien lejos.
Pero fue llegar mi pescao, dió la vuelta a mi mundo y me encuentro ahora en que voy de un sitio a otro dando clases, en que soy mamá a tiempo (casi) completo, en que me invento y me reinvento todos los días varias veces, que me atrevo a cortarme el pelo yo sola mientras el pequeño grita mamáááááá quiero "les umnos" (cereales de números), con más canas que vergüenza, haciendo malabares con la vida y pasándomelo teta. 
Y por si tuviera poco que hacer, anoche me inspiro, le escribo unas palabras a mi pequeño que me salieron por culpa de este puerperio que no me abandona, y se me ocurre que porqué no. Un ratito que me dedico. Un deja soltar las idas de olla. Vacía, vacía, vacía el alma, vacía la cabeza, vacía el corazón. De mi se quedará en esta vida los recuerdos que deje en mis hijos. Pero también esto. Para que dentro de muuuchos, muuuuchos años me lean, y me quede un ratito más dentro. Os quiero.